Meta 2A: Asegurar que para el año 2015, los niños y las niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria
La tasa neta de matrícula en educación primaria experimentó un
crecimiento de 5.6 puntos porcentuales entre 1990 y 2009; sin embargo, a ese
ritmo la Meta de universalización de la educación primaria no será alcanzada
para el 2015.
La tasa de cobertura neta de la educación primaria en Honduras
ha avanzado en los últimos veinte años como resultado de la gama de programas o
iniciativas que el Estado ha venido desarrollando hacia la educación básica.
Sin embargo, según datos de la Secretaría de Educación, entre 1990 y 2009, la
tasa neta de matrícula en educación primaria entre niños y niñas de 6 y 11 años
de edad presentó un crecimiento porcentual de 5.6 puntos al pasar de 83.8 a
89.5%, con una tasa de incremento promedio anual del 0.29%. A este ritmo de
incremento anual, la universalización de la educación primaria, que exige la
meta del ODM para el 2015, no será alcanzada.
Entre 1995 y 2009, el porcentaje de niños y niñas que entran al
primer grado y llegaron al sexto grado se incrementó en 19 puntos porcentuales.
Esto se debe a una baja en los niveles de reprobación en el primero y segundo ciclo
de la educación básica. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para
universalizar el logro de que todos los niños y niñas que ingresan al primer
grado puedan llegar al sexto grado. Esto exige mayores niveles de reducción de
la deserción y la reprobación escolar.
La tasa de alfabetización de jóvenes de 15 a 24 años se
incrementó en 7.8% entre 1990 y 2009, lo que se ha traducido en que el
analfabetismo en jóvenes sea actualmente de un 4.8%. Esta cifra se encuentra
por debajo de la tasa de analfabetismo a nivel nacional que es de 16.4%.
El ascenso de la tasa de alfabetización y el descenso de la tasa
de analfabetismo en jóvenes puede imputarse en buena medida a programas de
alfabetización de jóvenes y adultos. En forma paralela, el Estado hondureño se
embarcó en la ampliación de la oferta educativa estableciendo la obligatoriedad
del tercer ciclo de la educación básica que comprende los grados séptimo,
octavo y noveno, y al cual un poco más de la mitad de los jóvenes de 12 a 14
años, tienen acceso. Un esfuerzo vigoroso y sostenido podría erradicar el
analfabetismo en jóvenes en una década o menos.
Aunque la calidad de la educación ha sido puesta en la agenda
pública, los logros en este renglón no han sido verdaderamente significativos.
Todavía persiste la educación frontal, los aprendizajes memorísticos, el
limitado desarrollo del pensamiento crítico, de la capacidad de comunicación
verbal y escrita y la falta de pertinencia de la educación.
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